Los síntomas más habituales de esta enfermedad son los siguientes:
Disfagia, es decir, dificultad para tragar. Esta es de aparición precoz y se manifiesta en un primer momento para sólidos, evolucionando para semisólidos y líquidos.
Dolor torácico, que se incrementa generalmente después de comer y se irradia a espalda, cuello y brazos.
Tos crónica
Reflujo o regurgitación del alimento, debido a la acumulación de grandes volúmenes de saliva y alimentos en el estómago.
Sensación de acidez gástrica
Adelgazamiento, de aparición progresiva debido a la evolución crónica de la enfermedad. En el caso de que la enfermedad esté relacionada con un carcinoma gástrico, el adelgazamiento será rápido e intenso.
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