Tras el diagnostico se deben realizar una serie de pruebas a modo de seguimiento de forma continuada durante toda la vida entre ellas podemos destacar:
-Análisis de sangre: determinar la velocidad de sedimentación globular (VSG).
-Proteína C Reactiva (PCR).
-Hemograma en sangre completo y fibrinógeno para evaluar el grado de inflamación y de anemia.
-Determinación de transaminasas se realizan para evaluar la afectación hepática.
Se deben realizar mínimo 3 veces al año y así controlar y evaluar la progresión de la enfermedad.
No existe una cura para dicha enfermedad pero si que se tratan los síntomas de forma constante para mejorar la calidad de vida del paciente. Entre los diferentes tratamientos que se pueden utilizar podemos destacar los siguientes:
-Corticoesteroides a altas dosis (entre 1 y 2 mg/kg/día) mejoran algunos síntomas, incluidas las erupciones cutáneas, la fiebre y el dolor articular; pero una vez se reduce la dosis, estas manifestaciones suelen reaparecer.
-Inhibidores de factor de necrosis tumoral alfa (TNF-alfa) e IL-1 (anakinra) han proporcionado una mejoría temporal en algunos pacientes, pero dan lugar a brotes en otros.
-Inmunodepresor tocilizumb ha mostrado una eficacia mínima.
Además de los medicamentos ya citados, actualmente se encuentran en marcha estudios experimentales con el uso de inhibidores de la cinasa JAK (tofacitinib).